marzo 13

Conferencia: No hay caminos, hay que caminar:
violations of kinaesthetic consciousness and pathways to recovery

Elizabeth A. Behnke  sppb@openaccess.org

RESEÑA

Coordinadora e Investigadora titular del Proyecto de Estudio en Fenomenología del Cuerpo, en Ferndale, Washington (EEUU). Especialista en filosofía y fenomenología del cuerpo y de la corporalidad, y en somaticidad (trabajo corporal y conciencia del cuerpo). Además de estas materias, ha enseñado también fenomenología del arte, fenomenología del yo y fenomenología aplicada en la Universidad de Ohio, en el Shimer College de Mt. Carroll (Illinois), en el California Institute of Integral Studies y en la Universidad Antioch de San Francisco. Ha sido miembro del comité directivo del Center for Advanced Research in Phenomenology (CARP), y de los comités editoriales de la Encyclopedia of Phenomenology (Kluwer, 1997), de la revista Studia Phaenomenologica y de Phenomenology: Critical Concepts in Philosophy. Actualmente coordina dos series de libros en la editorial ZetaBooks: Pathways in Phenomenology y Patterns in Applied Phenomenology. Algunas de sus obras son: “Husserl’s Protean Concept of Affectivity: From the Texts to the Phenomena Themselves”, “Working Notions: A Meditation on Husserlian Phenomenological Practice”, en Advancing Phenomenology: Essays in Honor of Lester Embree,“The ‘Remarkably Incompletely Constituted’ Body in Light of a Methodological Understanding of Constitution: An Experiment in Phenomenological Practice (I)” en Phenomenology


RESUMEN

Está dirigida a quienes han sobrevivido o están viviendo en una atmósfera de violencia, y parte de la pregunta: ¿cómo esas experiencias afectan la vida corporal y la vida kinestésica? Lo kinestésico no se refiere a una consciencia del movimiento, sino a un experimentar la vida que es en sí misma capaz de moverse. Se exponen cuatro formas diferentes de violación de la vida kinestésica:
La primera explica que en la violencia hay un atacante y un atacado, éste último se convierte en objeto (es inferiorizado). El emparejamiento puede romper la inferiorización y permitir que el atacado recupere el centro de su propio mundo.

La segunda refiere que las personas se acercan a lo placentero y disfrutable, y se retraen de lo doloroso y desagradable; pero en los casos de violencia las víctimas pierden la capacidad de retraerse de lo doloroso y pueden sufrir disociación (se desvanecen y dejan de sentir su propio cuerpo y lo que hacen). Caminar puede ayudar a vencer la disociación y recuperar el sentido de la vida kinestésica.

La tercera asegura que sufrir una violación sexual o una experiencia traumática genera patrones de tensión, uno de ellos es resistir e implica dos movimientos: empujar hacia el centro del cuerpo para escapar de lo doloroso, y hacia afuera para repeler un ataque; pero si se emparejan ambos movimientos, quizá, se podría aligerar la tensión y, en lugar de sufrir, disfrutar.

La cuarta afirma que la violencia cambia la capacidad de las víctimas para moverse libremente por un ambiente interkinestésico sano, ya que pierden la capacidad de percibir otros cuerpos que sienten y están vivos, lo que podría convertirlas en victimarios. El trabajo restaurativo de corporización es una forma de ayudarlas a recuperar una conexión interkinestésica saludable.

Dadas las desmesuradas violaciones a la vulnerabilidad de las mujeres, ¿la fenomenología tiene algo que ofrecer? La fenomenología reconoce la experiencia vivida, las presuposiciones y rastrea de dónde emergen; considera estos asuntos críticamente y responde a los tiempos de crisis desarrollando nuevas actitudes y prácticas que ofrezcan nuevos caminos para avanzar.